¿Alguna vez has imaginado tu último
día de trabajo en tu empresa?, el miércoles era mi último día en
esa empresa, después de varios años trabajando en un ambiente y con
unas condiciones que no me gustaban, decía adiós a una etapa. Monté
una mesa llena de dulces, galletas, frutas y chucherías, una bandeja
con más de veinte pasteles entre ellos palmeras mitad blanca y mitad
negra aptas para racistas, fascistas o comunistas, proletarios del
mundo uníos en torno a mis viandas, currelantes compañeros esto que
os traigo es un mero acto de agradecimiento de vuestro compañerismo
en estos años de trabajo.
El día avanzaba a horcajadas de un
caballo típico del día a día en la empresa, entre enfados, gritos
y puñetazos en la mesa por parte de dirección, un nuevo proyecto de
pinchos y brochetas no había salido bien y como todos sabemos la
mejor manera de remediar un error es dar un puñetazo en la mesa y
gritar improperios, debe ser las formas que enseñan en los cursos
del tan de moda ahora " Couching". Cuando estoy trabajando
intento focalizar mi atención en la pantalla del ordenador y en los
cálculos que estoy haciendo, pero en esta empresa los momentos de
concentración se podían convertir en una montaña rusa al corazón,
un golpe súbito en una mesa acompañado de algún grito podía
romper el silencio en cualquier momento como caen las bombas en
Bagdag, y el corazón a modo de vagón de montaña rusa se aceleraba
a niveles de Marco Pantani subiendo el Mont Ventoux.
Cuando terminé de montar la mesa de
desayuno de despedida, le hice una foto y se la envié a Ana, mira lo
que he montado, y me respondió, cuando puedas llámame, algo que
nunca me gusta leer porque sé que no trae nada bueno, cuando puedas
llámame, tu abuela Elena ha muerto, cuando puedas llámame, tu abuelo
Valero ha muerto, cuando puedas llámame, tu tía Juana ha muerto,
cuando puedas llámame, 3 palabras que forman una frase maldita que
me hace sudar frío cuando la leo.
Pasa algo Ana?, si....
Cogí el teléfono y llame rápidamente,
Fran al niño le han hecho la prueba del talón y no ha salido bien,
se la han repetido tres veces, esto puede significar muchas cosas
Fran, puede que tenga un problema mental o puede que sea un problema
metabólico, en internet he leído muchas cosas, Maica y tu hermano
van ahora al médico. No hizo falta que me hubiera dicho nada, la voz
nerviosa ya delataba el problema.
Me levanté de mi sitio y me fui a un
lugar más tranquilo, eché en cara a Ana que buscara cualquier cosa
en internet, para eso están los médicos, deja que hagan su trabajo,
voy a llamar a mi hermano a ver lo que pasa, ahora hablamos un beso y
no te preocupes que no va a pasar nada ya verás.
Me cogió con la guardia baja, no venía
preparado para una noticia así en un día que me lo pensaba tomar
casi festivo, me notaba que me temblaban las piernas y tenía la boca
seca, quería contárselo a María pero estaba lejos y no podía
llamarla, además tampoco quería aguarle el viaje.
Al peque solo lo he visto un par de
veces, el día que nació y el día siguiente de nacer, pero lo
conozco por fotos, fotos diarias que le hace el padre y la madre y
que nos llegan al teléfono (aun me cuesta pensar en mi hermano como
el padre del pequeño). Fotos que nos alegran el día, con las que se
le cae la baba a la abuela, las primas y a todo el arco familiar,
cada vez que enseño las fotos a María las mira con mucha ternura y
le sonríe toda la cara, mira que está guapo y que gordito!!, pero
que guapo está!!, y el padre le intenta colocar ropa del Deportivo
de la Coruña y el resto lo quieren hacer madridísta, y aun no saben
que el pequeño se va a venir conmigo junto con los otros sobrinos de
Madrid y se va a hacer bukanero, otro rayista en el exilio, y le
regalaré una franjirroja que lucirá con orgullo en su colegio
Fuengirola como el que luce un pequeño tesoro, eso va a ser así le
guste o no a los padres porque el futuro no se elige sino que llega.
Un segundo después de colgar a Ana
llamé a Juanpe pero no lo cogió, estaría conduciendo al hospital,
así que llamé a mi padre ( porque mi madre es Ana y mi padre es mi
padre), me cogió la llamada y creo que no dije ni hola, papa he
hablado con Ana y me ha contado lo del pequeño, le he dicho que no
busque nada por internet que no hacen más que alterar, sonaba a a
que le estaba reprendiendo algo y casi no le deje hablar, hasta que
con la voz casi rota, frágil me dijo que estaba esperando a entrar a
ver a un cliente, creo que en el fondo me estaba diciendo, Fran no me
jodas, estoy a punto de entrar a ver a un cliente y no quiero ponerme
a llorar ahora, porque a mi padre en momentos como esos se le ponen
los ojos muy rojos y se le cae alguna lágrima, y yo casi sintiéndome
culpable de llamarlo en ese momento le dije que hablábamos más
tarde.
No sabía ni que hacer ni a donde ir,
no sabía con quién hablar. Volví a mi puesto y continué
trabajando por inercia, haciendo los cálculos con la parte basal del
cerebro, mientras que el 99% de ambos hemisferios le daban vueltas a
la noticia. La amplitud de de posibilidades era muy amplia, el caso
es que en las fotos no daba la impresión de un niño con ningún
problema mental, se le veía muy despierto con ojos vivos, también
podría ser algo metabólico, esto quizá era lo de menos, que no
puede tomar ciertos alimentos pues se reaprende a cocinar, será por
comida!!
Los golpes y los gritos seguían pero
para mi pasaban transparentes en el cerebro, como si el vagón de la
montaña rusa lo hubieran dejado en una vía paralela y muerta, el
corazón había pasado de la subida Mont Ventoux a caminar a 50
grados en una carretera plana e infinita, boom boom.............boom
boom.................boom boom.......... no podía seguir con aquella
incertidumbre y llamé de nuevo a Juanpe, esta vez me cogió la
llamada, su voz tranquila y serena me tranquilizó, vamos a esperar a
ver que dice el médico luego hablamos. Esa tranquilidad en momentos
como esos debe de venir de familia supongo que serán genes
paternos, no lo sé. Creo que los tres hermanos nos parecemos
bastante en eso, no perdemos los nervios y nos mantenemos estables
ante cualquer circunstancia, si hubiéramos estado en el Titanic
habríamos salido los últimos del barco, antes habríamos guiado a la
gente a las salidas y ayudado a las abuelitas a salir, y sin perder
los nervios hubieramos salido diciendo adiós al barco.
No quería llamar a Ana porque ella si
que estaría nerviosa y hablar sin tener noticias nuevas era darle
vueltas a lo mismo.
El tiempo pasaba, los gritos
continuaban, los golpes en la mesa se oian de fondo, todo el mundo
debíamos de ser unos incompetentes según decía nuestro director,
pero señor director hoy no me toque los cojones que no aguanto lo
más mínimo, yo sé que nunca se hubiera atrevido a decirme nada a
la cara porque nunca lo he permitido pero ese día menos aun, porque
si los putos pinchos y las putas brochetas han ido mal se jode,
porque en gran parte a sido por su culpa y porque hoy mi ultimo día
de trabajo en la empresa estoy dispuesto a defender a mis compañeros
hasta el punto de mandar a tomar por culo al que se ponga por delante
y minusvalore nuestras aptitudes, y porque hoy mi mente está en el
hospital donde está el pequeño Juanpe.
Recibí una llamada de Juanpe padre, el
médico les había dicho que no era nada importante, básicamente la
prueba del talón es tan amplia que abarca desde una enfermedad muy
jodida hasta algo nimio que no repercute en nada importante en la
vida del niño, vamos, os una broma muy pesada, un "thriller" psicológico de varios días de duración en el que el final era
colorín colorado este cuento se ha acabado.
Me escribió Ana contándome básicamente
lo mismo que Juanpe, respiramos tranquilos.
El sábado nos vemos en Granada,
quieren bautizar al peque, a mi el bautizo me da lo mismo, lo único
que espero es llegar, abrazarlo fuerte y darle muchos besos, y con
una mezcla de sangre gaditana y granadina, con un padre del Deportivo
y tú que sé que vas a ser del rayito como yo, te diré al oído y te
lo repetiré cuando seas más grande, Juanpe con nosotros no hay
quién pueda, porque NO HAY QUIÉN PUEDA CON LA GENTE MARINERA!!!